Nada más salir del avión tuvimos que andar un rato, ya que la terminal es tan grande que la aduana y lo de la recogida de maletas está en la otra punta, pero la verdad es que no importa nada, porque después de estar tanto tiempo sentado te quedas atrofiado y andar acaba siendo bueno.
La recogida de maletas fue un tanto extraña, porque mi maleta salió de las primeras pero la de mi hermana no, y pensabamos que ya la habían perdido y nos tocaria arreglar papeleos, pero no, al final salió ^^
Mientras mi hermana se desesperaba un rato y daba vueltas por todo el lugar yo me aparté un poco y me fijé en los carteles que había en cada columna.Para alguien que no está en el mundo del Kpop (musica coreana) le dará igual lo que voy a decir, pero a mi me hizo ilusión el ver carteles de SNSD (Girl's Generation) por todas partes promocionando el aeropuerto.
Después de recoger las maletas, cambiar el dinero (me sentí rica al tener aquel fajo enorme de billetes) y salir al exterior de la zona de llegadas, buescamos el mostrador donde comprar el billete de autobús que nos llevaría a nuestro hotel. Fue bastante facil porque estaba en frente, y la terminal del autobus estaba en la puerta de al lado, además la gente al ver que eres extranjera se preocupa por ti y te ayuda en todo lo que puedan.
En la parada del autobus se acercaron a nosotras como unos 3 de los hombres que ayudan a subir maletas en los autobusses y esas cosas, para mirar donde ibamos y decirnos qué autobus coger. Uno de ellos estaba pendiente a ver cuando venía nuestro autobus para avisarnos y ayudarnos, y así lo hizo ^^
En autobus, bueno, autocar, era enorme, tenía asientos en los que entrabamos las dos juntas si nos lo proponíamos, y eran cómodos como ellos solos. Encima teníamos la tele puesta.
Después de casi 2 horas en el autobús (Incheon está a unos cuantos kilometros del centro de Seul, y para más detalle, el aeropuerto está en su propia isla) llegamos a nuestra parada. Según habiamos leido, el hotel estaba cerca, así que nada más bajar miré en todas direcciones, y exactamente, estaba cruzando la calle.
El hotel no era gran cosa, pero tampoco necesitabamos lujo, solo un sitio donde descansar despues de unos dias de largas caminatas.
Las chicas (y chico) de recepción eran super majas, cada vez que entrabas se inclinaban para saludar, y lo mismo cuando te ibas.
Todos los pasillos del hotel (menos recepcion) estaban enmoquetados, al igual que toda nuestra habitación. En la entrada tenías espacio para dejar los zapatos y andar descalzo por el resto de la habitación. A parte de las dos camas de matrimonio teníamos un escritorio con una televisión enorme. También teníamos una mini nevera para meter nuestras botellas de agua u otras bebidas, y la comida que quisieramos.
Y bueno, un baño, armario y todo lo que una habitación de hotel tiene.
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